La historia de esta empresa es un relato de experiencia de vida y servicio nacido al alero de una persona muy especial. Don Alejandro Quiero Avendaño, empresario y servidor público. Amó desde niño la madera. Su aroma preferido era el que emanaba del bosque que crea la naturaleza pura. Es ese entorno de su alma que lo llevó en sus inicios a construir juguetes torneados, luego muebles y más tarde construyendo sus primeras casas.
En 1945 organizó sus primeros pasos en la industria de la madera. Hijo de Tomé, su tierra natal a la quiso entrañablemente. Su fuerza y convicción personal en torno a mejorar a su Patria, lo llevó al servicio público.
Fue un gran regidor de la Municipalidad de Tomé colaborando en diversas tareas de progreso de la comuna. Incluso, a fines de la década del 50 realizó una primera e histórica exportación de pino a Italia, abriendo el mercado del pino insigne chileno para el mercado europeo.
Es a mediados de los 50 que nace la primera empresa de casas prefabricadas de la Región del Biobio, en la comuna de Tomé. Con la finalidad de entregar viviendas definitivas de calidad, a un sector de la población, el cual no contaba con acceso. Una visión clara se perseguiría, entregar una alternativa que involucrara un techo digno, a un precio alcanzable.
Su vocación empresarial permitió que muchos profesionales, arquitectos, ingenieros y trabajadores construyeran la historia de su quehacer y de nuestra empresa dando trabajo y ocupación a miles de personas. La incorporación de la segunda generación resultó clave para el progreso de esta empresa y la evolución de esta noble causa.
Nuestra experiencia empresarial se basa, por ende, no sólo en las técnicas de la construcción, sino en valores que nos transmitió fruto del sedimento de los años como la fuerza y el empuje necesarios para mantener nuestra actividad viva durante tantos años, en el área de la construcción de casas prefabricadas en todo el país.
Por todo lo anterior, la empresa CASUR no es un punto de llegada motivada por la gran historia de su fundador, sino un punto de partida para sus sucesores que en la actualidad a cargo de su extraordinario legado trabajan también, hoy en día la tercera generación. Este acicate está enraizado en la responsabilidad de haber heredado los bienes más importantes de la vida que son la calidad personal, la experiencia constructiva, el rigor empresarial y el espíritu de servicio.